Las ardillas rojas

domingo, 8 de enero de 2012
Erase una vez un bosque en el que vivían dos pequeñas ardillas rojas. Las 2 eran grandes amigas desde crías y se repartían lo que la tierra les ofrecía. Las 2 ardillitas trabajaban de sol a sol recolectando todo tipo de semillas y frutos. Hasta que un día la ardilla más pequeña empezó a dejar de buscar comida cuando el sol llegaba a lo más alto del cielo. Desaparecía de la parte del bosque donde los árboles compartían sus frutos con ellas y no volvía a aparecer hasta que el sol comenzaba su rojiza despedida.

La ardilla mayor, de naturaleza curiosa como lo son las ardillas en general, decidió seguir un día a su pequeña amiga. Cruzaron un pequeño riachuelo, un campo de trigo situado junto al bosque y tras 2 horas de caminata llegaron a un pequeño bosque. Este era diminuto en comparación con el suyo. Pero tenía un claro en el que crecían flores de todos los colores. La ardilla mayor, se quedo sorprendida al ver que su amiguita se quedaba cuidando las flores, les traía agua de un pequeño manantial que nacía cerca del bosque y las limpiaba hasta dejarlas hermosas como sólo las flores nacidas en la naturaleza pueden serlo, Decidió volver a su nido en el árbol para intentar entender que podía llevar a una ardilla a dejar de recoger semillas y perder el tiempo de esa manera. Al día siguiente se repitió la escena y así sucesivamente durante varios días. Hasta que un día, la ardilla mayor decidió preguntar a su amiga por aquel extraño comportamiento.

-¿Por qué te vas todos los días a la tarde a mirar las flores? Estas perdiendo un tiempo precioso para recolectar comida para el invierno. Yo he recogido ya suficientes semillas para dárselas a la familia de gansos a cambio de que me lleven al sur en invierno y así poder seguir trabajando. Creo que en unos años podré tener tal cantidad de comida que me podré permitir buscar un nido mayor y seré capaz de llenarlo durante el año.

La ardilla pequeña se quedó un rato pensando la respuesta y acertó a decir.

-Prefiero ser lo más feliz posible en el presente que vivir siempre esclava de un futuro mejor.

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