Día 4: Guía del autoestopista galáctico

lunes, 19 de septiembre de 2016

Aprovechando que por motivos laborales hoy y mañana no voy a poder asistir al festival a jornada completa, voy a contaros un poco el día a día del festival desde la zona de prensa. Evidentemente cada persona que pasa por el festival se lo crea a su medida por lo que no deja de ser una experiencia muy variable. A simple vista se pueden diferenciar dos grandes grupos entre la prensa.

Por un lado está el grupo de perfil más técnico o cinéfilo. Personas que asisten a todas las proyecciones que pueden y que lo que buscan es sobre todo ver propuestas innovadoras. Dentro de este grupo no es nada raro ver a personas que en una jornada ven 5 o 6 películas. Creedme que no es nada sencillo.

En el otro lado estarían los periodistas a los que les toca cubrir los eventos, ruedas de prensa, entrevistas y demás acontecimientos similares. En este grupo es mucho más complejo asistir a proyecciones dada la agenda que tienen pero evidentemente la mayoría lo intenta.

Y como en todo, entre el blanco y el negro hay millones de tonos de grises así que como ya he dicho, el festival se lo puede hacer cada uno a su medida. En mi caso, yo intento ver unas 4 películas por jornada y si puedo, acudir a alguna rueda de prensa. Pero la verdad es que sólo lo hago cuando la agenda de proyecciones me lo permite.

Para que os hagáis una idea de una jornada festivalera os voy a contar una cualquiera. La primera sesión de prensa del día suele ser a las 9:00. Si queremos ver la película desde una situación buena, no nos quedará otra que llegar al cine o teatro con media hora de antelación. Para películas muy esperadas, puede que incluso haya que llegar un poco antes. Comento esto porque la experiencia en ciertas películas cambia mucho de verlas desde una esquina del gallinero o en el centro de la sala. Yo intento acabar la jornada en una sesión sobre las 20:00 pero a veces no queda otra que terminar la jornada saliendo del cine pasadas las 00:00, ir a mi suite y a dormir todo lo que se pueda que al día siguiente hay que madrugar. Tras 3 días, la sensación de agotamiento es bastante importante. Sarna con gusto…

Así que como veis, dentro del encaje de bolillos que exige hacer el festival para ver el máximo de películas en un día hay que tener en cuenta el llegar antes, la distancia entre cines y las diferentes duraciones de las películas. Toda una pequeña odisea en la que es imposible ver todo. Porque esa es otra de las grandezas del festival. Hay tantas secciones a parte de la oficial que no queda otra que centrarse. En mi caso, este año voy sobre todo a la Sección Oficial y a Perlas. Todo no se puede.

Para acudir a los pases de prensa, vale con mostrar la acreditación. Para acudir a otras sesiones hay que acudir el día anterior a la taquilla de la zona de acreditados del Kursaal a ver si quedan invitaciones para esa sesión. Así que aquí tenemos una variable que en función de conseguir o no la invitación, te puede cambiar el plan del día siguiente. Aunque no es la única. A lo largo del festival no es nada raro que alguien de confianza (y gusto similar) te recomiende una cinta y debas reajustar tu plan.

Así que entre sesión y sesión, hay que buscar tiempo para los desplazamientos (de media, unos 10 minutos por la cercanía de las salas), para comer, leer el correo, escribir y publicar. Ayer, por poneros un ejemplo, salía de una sala a las 13:00 y tenía que entrar en otra a las 14:00. Por suerte, no faltan bares de pintxos en lo viejo de la capital Guipuzcoana.

Y ya por aprovechar un poco la entrada para comentar alguna película del festival, hoy toca hablar de Florence Foster Jenkins. No os voy a engañar, la temática no me llamaba mucho. Digamos que no es mi género ni la época que más me gusta pero había que ver una Perla en la que aparece Meryl Streep. 

La cinta cuenta la historia de Florence, una señora adinerada que canta como un gato en celo bajo la lluvia mientras le pisa la cola un señor de 200 kilos. Por lo que trasmite la película, la mujer vive en una burbuja gracias a su dinero y se le hace pensar que canta bien. Así que te pegas los 110 minutos de metraje viendo a la siempre acertada Meryl dando berridos.

El resto del reparto la acompaña un poco, y sí que es verdad que el personaje de Hugh Grant le da matices a la historia dada su compleja relación de protector de su pareja. Pero bueno, salvo que os gusten muchos los berridos y salvando lo curioso de la historia, la película no pasará a la historia del cine por nada en concreto.


Nota: Los títulos y las fotografías que acompañan a mis crónicas diarias son sólo un reflejo de mi jornada festivalera.


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