Segundo día del festival y no podía comenzar de mejor
manera. Tras un merecido descanso en mi suite Donostiarra y un desayuno Europeo
en una de las cien mil cafeterías del centro de Donosti, me dirijo a ver El hombre de las mil caras en su
estreno en la sección oficial.
La película de Alberto Rodríguez es trepidante. La música,
el ritmo y una historia de espías lo suficientemente increíble hacen de la
cinta, un disfrute constante. Además no se reprime a la hora de mostrarnos todo
tipo de personajes canallas, mentirosos y por qué no decirlo, en muchos casos,
idiotas. El propio Roldán aparece en muchos casos como una marioneta en manos
de Paesa y que no ha llegado a donde está por su inteligencia.
El guion, basado en el libro Paesa , el espía de las mil caras, nos va destramando poco a poco
los más de 300 días en que permaneció huido Roldan de la justicia española.
Retratando bastante bien a la clase política del país.
Por ahora, lo mejor que he visto en sección oficial del
festival de largo.
Tras esta agradable sorpresa, tocaba quedarse en el mismo
escenario para ver otra de las perlas seleccionadas este año: Little Men. A
esta película iba totalmente a ciegas ya que no conocía ninguno de los
trabajos anteriores de Ira Sachs. Me parece que tendré que echar un vistazo a
su filmografía porque su última película merece la pena.
Puede que me lluevan palos por esto que voy a decir, pero la
cinta me ha recordado en muchos aspectos al cine de Farhadi. Evidentemente
salvando toda la distancia física y cultural que los separa. Ese cine de
conflictos humanos pequeños y universales a la vez,
que te acerca a los protagonistas y sus decisiones.
Podría contaros un poco la historia pero creo que es mejor
que no entre en detalles, porque a fin de cuentas, no iba a poder reflejar lo
que trasmite al ser una historia tan cotidiana y normal.
Y ahora toca buscar un hueco para comer, ir a la rueda de
prensa de Neruda y a la tarde volver al sitio que me corresponde en este
festival, las salas de cine.
Continuará…
Tras un breve acopio de fuerzas en un local de comida rápida
Donostiarra (bar de pintxos de lo viejo), tocaba ir al Kursaal a cubrir la
rueda de prensa de Neruda. Ya escribiré en otra ocasión sobre las ruedas de
prensa y los entresijos del festival.
Mi siguiente cita de cine era la islandesa Eidurinn (The Oath) de Baltasar
Kormákur, director de Everest, entre otras. Tengo que reconocer que tenía
bastante curiosidad con esta película. El thriller nos presenta a un padre
protector con una hija que acaba enamorada de un narco local. No contaré mucho
más sobre la trama pero podéis imaginar un poco por dónde van los tiros porque
la historia no es muy original.
El guion tiene alguna laguna y las interpretaciones tampoco
destacan mucho, pero el ritmo es bastante
bueno y hay algún plano espectacular.
Para terminar la jornada y haciendo gala de un masoquismo
cinéfilo, mi siguiente cinta era Toni
Erdmann. Entiéndase lo del masoquismo por los 160 minutos de metraje. Es
una película difícil de clasificar por ser poco convencional.
Maren Ade construye unos protagonistas antagónicos
condenados a entenderse al ser padre e hija. El personaje de Toni podría estar
en cualquier TOP de personajes peculiares del cine. Así que me limitaré a decir
que lo mejor es que lo descubráis por vosotros mismos.
Una pena que el ritmo de la película decaiga sobre la mitad
de la misma porque de lo contrario, podría haber sido una película bastante
redonda. Media hora menos de metraje no le habría venido mal.
Resumen para vagos del Día 2
El hombre de las mil caras: Recomendable
Little Men: Recomendable
The Oath: Entretenida
Toni Erdmann: Recomendable
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